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ALEJANDRO CROTTO: de lo que abunda el corazón hable la boca

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Alejandro Crotto escribió el bellísimo libro Abejas (Ed. Bajo la luna 2009) Desde que lo tuve en mis manos fue un libro favorito, de lecturas sucesivas y reiteradas en lugares distintos, geografías diferentes, pero siempre me brindó palabras apacibles, versos dichos por una voz amable, decorosa y sin vibraciones forzadas. Una voz que celebra la abundancia en lo bueno y   que recibe y cuenta lo que alegra y otorga felicidad o calma. La poesía de Crotto no está sometida a ningún capricho aparente, con un decir ligero y profundísimo al mismo tiempo, su versos celebran pequeños/inmensos acontecimientos, que sólo al escribirlos parecen habilitados para establecer algo de verdad. En el universo poético de Crotto hay una abundancia de bondad esbozada   en medio del silencio, con cuidados y sonoros versos, que se disfrutan como las caladas del cigarrillo que acompaña la meditación en la hora que la sorpresa ante la naturaleza encuentra su sentido y se despliega. La hora en que...

Antonio Gamoneda: cómo decir el amor, la magnificencia y el olvido

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Antonio Gamoneda es un poeta enorme y sus poemas de amor están entre los más bellos y profundos que existen. Cuando pienso el amor -lo hago seguido ya que es uno de mi temas recurrentes y preferidos en la literatura- lo leo a ÉL y quedo levitando, como sostenida entre sus versos, en estado de cuerpo atravesado por el lenguaje y pienso que hay quien afirma que las palabras no pueden decir el amor. Aquí sus poemas: Amor Mi manera de amarte es sencilla: te aprieto a mí como si hubiera un poco de justicia en mi corazón y yo te la pudiese dar con el cuerpo. Cuando revuelvo tus cabellos algo hermoso se forma entre mis manos. Y casi no sé más. Yo sólo aspiro a estar contigo en paz y a estar en paz con un deber desconocido que a veces pesa también en mi corazón. Estar en ti Yo no entro en ti para que tú te pierdas bajo la fuerza de mi amor; yo no entro en ti para perderme en tu existencia ni en la mía; yo te amo y actúo en tu corazón para vivir...

Claudia Prado: el resto de una tarde demasiado luminosa

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Los poemas de Claudia Prado rebozan de una belleza sutil y están escritos en ese tono medio que se alcanza con paz y sabiduría, ambas imprescindibles cuando lo que se dice es de verdad importante. En los poemas de amor hay una indulgencia hacia el otro y hacia el sentimiento amoroso mismo. Ella dice sin estridencias ni destellos superfluos. La lectura de sus poemas me instala en un lugar de calma, esa calma que puede ocurrir en el resto que queda de una tarde demasiado luminosa . Aquí una selección de poemas de Prado que son los que más y mejor me hablan a mí, porque me enseñan la profundidad y la certeza que requiere la tarea de llegar hasta el fondo de las cosas. ::::::: piedritas 2 Sólo ese día hizo calor, el primero, después se terminó el verano. El lago brillaba y nos sentamos a tirar piedritas y a imaginar una vida nueva en la que bastaría con girar la cara para que nos die...

Flores para el jardín desde Bolivia, un día lleno de bendiciones y la Hija de la Cabra

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A veces ocurren cosas, llegan bendiciones, los jardines se llenan de flores inesperadas. Curarse es moverse, aún cuando el alma ronde sus nocturnas moradas, el cuerpo busca la tierra y entonces todo puede resultar propicio. Esta foto hermosa que ilumina el jardín llega desde Bolivia, la manda una amiga adorada. Mientras tanto, la sangre tira y nos trae hasta Humahuaca. Aquí, corregimos, contemplamos, nos damos el tiempo para saber quiénes somos, nada fijo, por supuesto, ya que todo va y viene si se tienen cerca un cerro, una niña con nombre quechua con la que se recogen piedras en el lecho de un río y se pelan yuyitos para hacer tecitos sanadores, una novela por corregir y cuatro amigas que esperan noticias y devuelven flores. Aquí un adelanto, de la Juana , La hija de la cabra, esa novela que este año se convertirá en libro. El árbol de la justicia y del suplicio Médanos, desierto y montes. El sol subió y el viento arrastró animales. Las ropas, andrajos; la cara, mug...

Susana Thenon: ningún jardín justifica el amor que se ahoga desaforadamente

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(Foto: del libro "Poesías Tempranas", por Susana Thenon) ::::::::: POEMA “Yo creo en las Noches”. R. M. Rilke Ayer tarde pensé que ningún jardín justifica el amor que se ahoga desaforadamente en mi boca y que ninguna piedra de color, ningún juego, ninguna tarde con más sol que de costumbre alcanza a formar la sílaba, el susurro esperado como un bálsamo, noche y noche. Ningún significado, ningún equilibrio, nada existe cuando el no, el adiós, el minuto recién muerto, irreparable, se levantan inesperadamente y enceguecen hasta morirnos en todo el cuerpo, infinitos. Como un hambre, como una sonrisa, pienso, debe ser la soledad puesto que así nos engaña y entra y así la sorprendemos una tarde reclinada sobre nosotros. Como una mano, como un rincón sencillo y umbroso debería ser el amor para tenerlo cerca y no desconocerlo cada vez que nos invade la sangre. No hay silencio ni canción que justifiquen esta muerte lentísima, este asesinato que nad...

Hebe Uhart, la benemérita: la alegría es un trabajo como cualquier otro

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  Decís: Qué se hace cuando se está triste como un gorrión moribundo, poco, pienso, qué se hace cuando sos un gorrión moribundo penando en soledad porque tenés el corazón partido en dos mil doscientas esquirlas y a nadie le importa o mejor dicho a la única persona que le tiene que importar, ni le va ni le viene, como diría H.U.; qué se hace gorrión moribundo cuando estás frente a uno de los atardeceres más hermosos que has visto y seguramente no vuelvas a ver, y se te escapa como si fuera un huevo que se cae y se rompe, nada, pienso, el corazón despedazado, sin consuelo, un gorrión moribundo y estás en un lugar que derrama belleza y el sonido es de pájaros desorbitados hablando o piando vitales como cancionistas portuguesas y la belleza se vuelve una canilla goteando, hay una pileta que no tiene horizonte, el agua baila levemente movida por la brisa que a tu pesar es bastante alegre sin esfuerzo alguno, un pájaro de pecho amarillo sol te camina cerca y el horizonte es verde, viol...

Donde todo calor provenga de una furtiva lágrima /BLANCA VARELA

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Blanca Varela (Lima, 1926)     POEMA Hoy estás en los brazos de mi feroz imaginación brazos que han matado brazos con que tapo mis ojos con un gesto de lobo para buscarte un hogar un lento y suave infierno donde todo calor provenga de una furtiva lágrima oh líquido mundillo oh jadeante fantasma no eres sino el ojo que estalla y que deja caer como si no ocurriera sus mejores colores en mi entraña ojo que hociquea que peino con la más pura saliva aquí en mis brazos entre mis torpes alas de mamífero la muy compuesta y perdurable nada para siempre te guarde y el buen mal ojo salta y se eleva en el oscuro cielo de mi lecho y ese cielo es el marco impreciso de una frente que ya no reconozco esa sombra ese objeto esa cosa con boca con nariz y con oídos.

Louise Bourgeois: el miedo, el trauma, el gran arte

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( Fotos de fragmentos de la obra de Louise Bourgeois por Alejandro Cervera) Mamá -araña :::::::::::                       The Destruction of the Father trata del miedo, el miedo normal, común y corriente, el miedo real y físico que sigo sintiendo. Lo que me interesa es la capacidad de dominar el miedo, ocultarlo, huir de él, enfrentarlo, exorcizarlo, avergonzarse de él y finalmente, tener miedo a tener miedo. Ese es el tema. No soy una experta, pero sé lo que es el miedo; sé lo que el miedo nos puede llevar a hacer. ¿Qué podemos hacer con el miedo, el miedo común y corriente? ¿Escaparnos? Hay una larga lista de cosas que podemos hacer. Las personas inmaduras creen que pueden conquistar el miedo –aunque en realidad no lo conquistan, sólo creen que lo hacen desaparecer– enamorándose. ¿No es así? Uno se engaña, simula estar enamorado para no sentir la punzada del miedo. Nos...

Javier Foguet: este eucalipto que respira como un fuego

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::::::::: Crónica de Barranco En Barranco habité una casa indescriptible: muelle completado con restos de un naufragio de la Corona… Mi habitación miraba al espacio, por el lado del mar, con un ojo humeante de bruma… La mujer mitad mujer mitad sapo que presidía me comunicó sus tablas: no probar cocaína en dirección a los pájaros de la playa, pero por sobre todo, no dar alimentos al cachorro que ocupaba el cuarto más amplio de nuestro palacio: nunca había visto un jaguar que mirase con tanta intensidad las olas detrás de un ventanal y a mí me atacó una impaciencia de ser, de poesía, que me obligó a profundizar los vagabundeos y la soledad para volver con hambre a los tabiques de pobreza, a la melancolía pura de mi joven vecino…   (La casa-muelle se derrumbó durante los terremotos que remecieron la costa de Perú la tarde del 15 de agosto de 2007.) ::::::::: A Iquitos por agua   El cacao con agua y canela tenía en los platos el mismo color, las mismas vetas que los montícu...