Lucrecia Martel y Leonardo Favio conversan/ Un diablo solo y triste
Lucrecia Martel entrevista a Leonardo Favio Martel: Me gustaría comenzar con algunas preguntas sobre “Nazareno Cruz y el lobo”, cosas que me dan mucha curiosidad. En “Nazareno…” ¿Cómo fue que se llegó a que el chiquito que está con la lechiguana tuviese los ojos pintados? Favio: En realidad, era una chiquita, venía a representar a la enana Fidelia, que es un ser liliputiense, chiquitito, que está como en un frasquito, no cambia de estatura nunca y permanece siempre fiel a Nazareno, lo sigue en todas sus circunstancias. Ahora, por qué lo hemos pintado… Supongo que de la misma manera en que un supuesto lobo se transforma en hombre… porque lo requería la historia. M: Tengo otras curiosidades que son como regalos que me quiero hacer en la entrevista. Una de las escenas que más me conmueve del cine que he visto es cuando el Diablo le dice a Nazareno que está solo, que por favor hable con Dios. Lloro poco en el cine, pero esa escena me conmueve mucho. F: Creo que conmueve