Flores para el jardín desde Bolivia, un día lleno de bendiciones y la Hija de la Cabra
A veces ocurren cosas, llegan bendiciones, los jardines se llenan de flores inesperadas. Curarse es moverse, aún cuando el alma ronde sus nocturnas moradas, el cuerpo busca la tierra y entonces todo puede resultar propicio. Esta foto hermosa que ilumina el jardín llega desde Bolivia, la manda una amiga adorada. Mientras tanto, la sangre tira y nos trae hasta Humahuaca. Aquí, corregimos, contemplamos, nos damos el tiempo para saber quiénes somos, nada fijo, por supuesto, ya que todo va y viene si se tienen cerca un cerro, una niña con nombre quechua con la que se recogen piedras en el lecho de un río y se pelan yuyitos para hacer tecitos sanadores, una novela por corregir y cuatro amigas que esperan noticias y devuelven flores. Aquí un adelanto, de la Juana , La hija de la cabra, esa novela que este año se convertirá en libro. El árbol de la justicia y del suplicio Médanos, desierto y montes. El sol subió y el viento arrastró animales. Las ropas, andrajos; la cara, mug...