El ruido de la fruta que cae sobre el pasto
::::::: …si bien no existen más que los mil niveles de raudas nubes del lenguaje donde no somos, en nuestra breve jornada, más que un ligero frunce de las estructuras, un pliegue que no podríamos aspirar a reconocer íntegramente –no deja de ser cierto que decimos Yo, cuando hablamos en la urgencia de los días, en el seno de una condición y de un lugar que por ello siguen siendo una realidad y un absoluto, cualesquiera sean las apariencias o la carencia del ser. ::::: Interrogar la poesía, por otra parte, dentro de mi destino no es sino la reacción más natural, puesto que fue en su experiencia con el curso de los años donde se me presentaron las contradicciones y las inquietudes que acabo de intentar expresar, pero donde también se volvieron persistentes una esperanza y una idea de la esperanza. ::::::: Tenía ante mi vista otra evidencia, alimentada por otros poetas, la del agua que corre, el fuego que arde despacio, el existir cotidiano, el tiempo y el azar que son su úni