Claire Keegan: la misericordia necesaria, caminatas en la oscuridad y la escritura como rabdomancia
Leer a Claire Keegan, autora editada por Eterna Cadencia (Antártida, Recorre los campos azules y Tres luces, en traducciones de Jorge Fonderbrider, que es justo decir, no pueden ser mejores, ni más precisas, ni más certeras y que, a cada paso de lectura, agradecí como se agradecen las cosas importantes, sin alharaca pero con alegría y verdadero jolgorio) es entrar en un territorio áspero, volverse vulnerable, plantearse la humanidad propia y los límites de esa humanidad; allí la soledad y el paisaje se urden como un solo y melancólico estado que atraviesa el alma humana. Keegan crea personajes, en muchos casos atribulados por la infelicidad, la necesidad del otro y la frustración frente poderosas mareas que los arrastran, los ahogan y obligan a enfrentarse consigo y con los otros, desnudos en sus carencias, pero son tratados con una inmensa compasión por sus muchos sufrimientos y su dolorosa humanidad. Aquí algunos de los párrafos que más me impresionaron de las entrevistas qu...