Deliciosas palabras sobre Viajar sola por Valeria Mendez
Valeria Méndez, queridísima, artista y fotógrafa exquisita hace fotos como estas:
Aquí el link con algunas de sus obras
http://www.multimagen.com/portfolios/portfolio.php?id=3219
Además me acompañó en la presentación de Viajar sola que hice en Mendoza en el 2009.
Aquí sus palabras sobre el libro:
Organizados en siete partes, los poemas de Viajar sola nos pasean por los vaivenes espirituales de una peregrina en tránsito, que en ese continente extremo, se deja invadir por la naturaleza salvaje para sacar de sí lo que hoy nos viene a dar. Y lo dice, le da nombre, le da palabras a todo aquello que sucede adentro y afuera de una manera luminosa, simple y primitiva.
Los viajes en el inconsciente colectivo suelen ser la metáfora del movimiento interior que anhelamos suceda, o un acontecimiento real a partir del cual se experimenta toda una revolución. Mercedes encara la aventura y en su camino juega con ambas formas de interpretar su procesión. Con un lenguaje limpio pero lleno de color africano expresa el contrapunto de su personalísimo mundo: es ella y es una hiena, es ella y es un lagarto, es salvaje pero es mujer urbana. La peregrina hace carne lo que ve para purificar su alma.
Es así que la geografía y la diversidad del propio ser en los poemas de Viajar sola se encuentran, se anudan, se confunden, se alejan y reflejan.
De entrada, en su primer verso, Mercedes nos previene:
“La travesía no será aliviada.
Nací entre montañas, persigo la hierba
Y ansío el desierto.
El desierto iguala a los peregrinos
¿Y a las peregrinas?
A las peregrinas nos mueve la luz
que se desplaza”
Y ella va en busca de esa luz que la lleva al África y a pesar de que en su inicio “se asoma al viaje como a un bosque furioso lleno de serpientes, lagartos y ranas”, lo que nos trae a este lado del mundo es un relato poético estéticamente fascinante, un recorrido intenso por paisajes que se vuelven emociones inquietantes.
Onírica, misteriosa, envuelta en la mística de esa tierra tan extraña, la aventurera aterriza en suelo rojo con píldoras para la malaria, cólera y fiebre amarilla, rompe la crisálida, se aleja de sí misma, y en la piel de una hiena, de una chita furtiva entiende mejor lo que ve de ella y lo relata con preciosas palabras que brotan solas, como si detrás de estas no hubiera otra cosa que instinto puro.
En el prólogo de Viajar Sola, Teresa Arijón trae aquella frase de Baudelaire escrita en Le Voyage “El mundo nos hace ver nuestra imagen”. Así sucede. Mercedes se mira en la fauna salvaje, pero también se mira en las mujeres de Nairobi y las Masai Mara cazadoras. Casi con cierto asombro advierte que los mundos femeninos intervienen, se escudriñan, encuentran en el silencio de culturas equidistantes lenguajes comunes y también diferencias.
En un City market de Nairobi, una situación trivial y prosaica dispara este poema en el que las coincidencias y los espejos se presentan nuevamente en la búsqueda interior y también -por qué no- en la purga de alguna pena, tímidamente anunciada en la soledad de este largo viaje.
En tanto avanzamos en la lectura se intensifica la metamorfosis imaginada y en Todo toma su cuerpo, la purificación del alma que ha venido a buscar en África es brutal y necesaria. La peregrina se mueve en el propio cuerpo del animal que encarna, deja sus atavíos, habla una voz completamente salvaje ¿renacerá después?
Replegada sobre sí misma, vuelta otra vez los pies sobre su tierra la peregrina traza una última semblanza a modo de epílogo.
Vi lo que vi
El pájaro planeador se suspende sobre corrientes
Observa cadáveres con las alas extendidas
Y arma rutinas persecutorias
Cada uno atesora su mejor momento
Haciendo brillar los ojos avizores.
Me detengo en esta imagen para decir que he disfrutado de lecturas y relecturas de Viajar sola, que lo trágico está dicho con frescura, que nos llega el aire raro y dulce del África subsahariana y que cierto humor lozano que predomina en el estado de ánimo de la poeta, particularmente en este libro, deja lugar a la alegría y al asombro. Celebro ese momento.
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Gracias preciosa, no sabía que tenías estas fotos. Muchas gracias. Me estoy dando cuenta que no me trajiste tu último libro. Lo espero.. a cambio de Marguerite, tal vez así no lo olvides. Beso
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