El cansancio del gato -así estamos-. "Dice el gato a la noche:–¡Oh Pensamiento, piensa (en mí) cuando no pienso!" (Padeletti)
En el año 2009 Bajo la luna editó El libro de los gatos, una extraordinaria antología de poemas compilada y prologada por Liliana García Carril.
Beatriz Vignoli dice que el único límite de los gatos es el cansancio: así estamos, nos dedicamos a ver las pinturas bellísimas de Morikazu Kumagai y a releer el libro que hoy celebramos y recomendamos fervientemente.
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El puesto del gato en el cosmos
Joaquín O. Gianuzzi
UNO SIEMPRE se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
el gato se ha planteado en el fondo de los ojos
un posible fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le ocurre que medita, espera o mira algo
y el gato ni siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir detrás del movimiento de la cola
una motivación, un juicio o un conocimiento?
El gato es un acto gratuito del gato.
El que aventure una definición debería
proponer sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato, por lo menos el gato de la casa,
particular, privado e individuo hasta las uñas,
comprometido como está
al vicio de nuestro pensamiento
ni siquiera es un gato, estrictamente hablando.
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Joaquín O. Gianuzzi
UNO SIEMPRE se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
el gato se ha planteado en el fondo de los ojos
un posible fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le ocurre que medita, espera o mira algo
y el gato ni siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir detrás del movimiento de la cola
una motivación, un juicio o un conocimiento?
El gato es un acto gratuito del gato.
El que aventure una definición debería
proponer sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato, por lo menos el gato de la casa,
particular, privado e individuo hasta las uñas,
comprometido como está
al vicio de nuestro pensamiento
ni siquiera es un gato, estrictamente hablando.
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El gato como voluntad y representación
Beatriz Vignoli
a Ana Russo
LOS GATOS se fastidian ante las puertas cerradas:
o dominan el mundo, o se tumban a morir.
Que su único límite sea su cansancio;
detrás del muro, podría haber el pájaro.
Al gato lo dejan perplejo los espejos:
"La zarpa se detiene, el ojo sigue?"
Los espejos son el comienzo del lenguaje.
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Sube el gato hasta el techo
Hugo Padeletti
y halla gatos. ¡Laurel,
escarmiento de los poetas!
Dejar el gato abajo y escalar
el techo de la noche. Los gatos
no son alpinistas.
¡Oh noche,
pensamiento callado,
oh noche de la noche
pensamiento
no pensado!
Dice el gato a la noche:
–¡Oh Pensamiento,
piensa (en mí)
cuando no pienso!
y halla gatos. ¡Laurel,
escarmiento de los poetas!
Dejar el gato abajo y escalar
el techo de la noche. Los gatos
no son alpinistas.
¡Oh noche,
pensamiento callado,
oh noche de la noche
pensamiento
no pensado!
Dice el gato a la noche:
–¡Oh Pensamiento,
piensa (en mí)
cuando no pienso!
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