JORIE GRAHAN/ no puedo fracasar, este sábado al mediodía, lanzándome a mí misma, furias hirsutas a lomos de mis muchas espaldas, contra tus cimientos y tu mejor árbol




Y ya me contarán ustedes que piensan luego de leer estos dos maravillosos poemas de JORIE GRAHAN. En este jardín estamos silenciosos, pensativos y emocionados.




Para más lecturas e información la página de la poeta.
http://www.joriegraham.com/

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Plegaria

Tras el pretil del muelle observo las pequeñas carpas, son miles, arre-
molinándose, tropel de músculos minúsculos, pero también, sin
medios para crear una corriente, haciendo de su unísono (girando,replegándose,
entrando y saliendo al unísono de su unísono), haciendo de sí mismas
una corriente visual que no pueden mecer ni transportar en sus
diminutas fracciones las vueltas y revueltas del agua, los ciclos
con que las estelas de los barcos llegan por fin al muelle, allí donde
golpean una resistencia más honda, agua que parece romper contra
sí misma (tiene esas capas), una corriente real aunque en su mayor parte
invisible que envía a lo visible (las carpas) un movimiento enflechado que impone cambio—
esto es la libertad. Esta es la fuerza de la fe. Nadie consigue
lo que quiere. Nunca vuelves a ser el mismo. El anhelo
es ser puro. Lo que obtienes es ser cambiado. Cada vez con más fuerza,
al hilo de minutos fulgurantes en los que el infinito se enhebra a sí mismo,
también el olvido, por supuesto, las réplicas de algo que sucedió
en el mar. Aquí, manos llenas de arena, dejando que se escurra
al viento, echo un vistazo al pasar y digo ten, esto es
lo que he salvado, deprisa, tómalo. ¿Y si me pongo a escuchar
ahora? Escucha, no estaba diciendo nada. Fue sólo
algo que hice. No pude escoger las palabras. Soy libre para irme.
Por supuesto, no puedo regresar. No a esto. Nunca.
Es un fantasma posado en mis labios. Aquí: nunca.

Del libro Never (2002)

Mar cambiante

Un día: un viento más intenso del que nadie esperaba. Más intenso que
nunca en la historia de tales
registros. Anti-
natural dicen las noticias. También el cuerpo lo dice. Qué parte del cuerpo… Miro
hacia abajo, puedo
sentirlo, sí, no sé
dónde. Anegándonos, también,
haciendo de los campos, de los árboles, un elenco de personajes
en un drama
innegociable, predeterminado, férrea penumbra de la luz declinante, todo a la vez deshaciéndo-
se a sí mismo. También sostenido, como un odio
en pensamiento, o una vanidad que desciende sobre nosotros
desde ningún lugar & nos
hace sentir el agravio en la fidelidad a una
idea. Todo imprevisible y excitado como las
mañanas de un futuro ignoto. Quién habrá de reparar esto ahora. Y cómo el futuro
cobra forma
con demasiada rapidez. Lo permanente retrocede. No deja
nada en forma de
rastros, el aire los deshace, la hierba brota a cada instante, vida trastornando vida &
alborotándose a nuestro alrededor, como un confinamiento
que hubiera enloquecido, desdibujando la sensación
de nuestro estado
de ser. Que tan sólo ayer existía, tranquilo y
verdadero. Como el derecho a la
privacidad –qué sensación tan extraña, aquí, el derecho–…
Sopesa tu aflicción dice el
viento, no alegues ignorancia, & cada vez más
y más lejos gotea y se pierde el
pasado, mucho más lejos de lo que solía, batiendo contra los postigos que
he vuelto a asegurar, el enorme mal-
entendido me rodea justo ahora, tan
quieta en
el centro de este cuarto, escuchando… ah,
no se trata de decisiones discordantes, todo se muestra
conforme, emprendimos la marcha de buen grado & también sabíamos
jugar según las reglas, & si ahora te digo
vayamos
a algún sitio la idea sucumbirá
al minuto, aquí está ahora, portando su borrasca, su inesperada
ganancia noratlántica, susurrando Sopesa
la masa del océano que se eleva a cada instante hacia
mí, & su
antigua e-
vaporación, & cómo se entrega
a mí, de qué forma el mundo es nuestra ley, este enderivar de nosotros
en nosotros, un corear en nosotros de elementos, & cómo
nuestro entremezclarse carece de in-
teligencia, crea
reverberaciones, sílabas intranscriptibles, anclajes internos, & cómo el asombro es también lo que
se vierte de nosotros cuando, en la
espiral, al fondo mismo de
la cadena
alimenticia, surgido
de la corriente submarina, a un grado más de calor, el in-
dispensable
plancton es empujado en dirección norte & más al norte aún,
y desova demasiado tarde para que las larvas del bacalao incuben,
de modo que los huevos no sobreviven, ni tampoco
la especie al final, en la justo ahora eternamente in-
detenible desaceleración de la
corriente
del golfo, de manera que yo, al hablar hoy en medio del viento, en voz alta, a nadie, tomo conciencia
de pronto
de haber escrito mis poemas, lo siento en
mis manos
inútiles, las palmas en el regazo, & en mi escucha, & también la memoria de una estación en su
plenitud, en la que estalla como un
necio grito este in-
cesante centellear de las hojas, loco por la sombra, sobre todos
los rayos de luz, los muros, las encorvadas filas de árboles
salpicados todos de astillas
de luz como
muecas forzadas –infinidades de ellas– retorciéndose en los muros, sobre la
hierba –bocas
que se adentran en
otras bocas–, aspirando todo el
aire –enormes bocanadas que van y vienen entre las inclementes borrosidades–, & vivifícame
aún más dice este nuevo viento, &
conforme a tu
juicio, &
estoy inclinando mi corazón hasta el fin,
no puedo fracasar, este sábado al mediodía, lanzándome a mí misma,
furias hirsutas a lomos de mis muchas espaldas, contra tus cimientos y tu
mejor árbol
joven, por el que has vuelto a salir para cercarlo con estacas, & las piedras sueltas en el alféizar.

De Sea Change (2011)
Versiones de Jordi Doce en
http://jordidoce.blogspot.com.ar/

Comentarios

  1. Buenísmo está esto Mercedes, no la conocía, es asfixiante y a la vez de una frescura intensa, simple pero rara, sabés si hay algún libro publicado de ella en español?
    pat

    ResponderEliminar
  2. Título y poemas...!!!
    Muy buenos Mercedes...me atrapaste!!!

    ResponderEliminar
  3. Hola Gata y Emma, gran alegría me da la visita de ustedes por acá y la verdad es que me encanta que se hayan enganchado con esos poemas, a mí me pasó igual, quedé atrapada por el ritmo marino y la extrañeza en el sentido.
    Saludos!

    ResponderEliminar

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